John se vio arrastrado a un torbellino de explicaciones sobre sistemas digestivos, misteriosas fuentes de alimento y fenómenos biológicos. Era como si, sin darse cuenta, se hubiera convertido en el protagonista de una novela absurdamente cómica. Mientras la agente hablaba, apenas podía creer que aquello hubiera ocurrido en su apacible casa de las afueras.
Para cuando la mujer terminó su explicación, la noche se había instalado y la tranquila vida suburbana que John siempre había apreciado se vio alterada. Estaba sobrecargado de información y sentía que su mente se tambaleaba. La realidad de su situación tenía algo de onírico, como si en cualquier momento pudiera despertarse en su cómoda cama y descubrir que todo había sido un extraño sueño. Pero la expresión sombría del rostro de la mujer y la tensa postura de los hombros del agente Smith le indicaron que se trataba de una realidad.