Unos días después, la protectora envió documentación actualizada. Habían conseguido ponerse en contacto con la madre de Evan, Claire Reed. «Ella misma se está recuperando de una operación», explicó la trabajadora del refugio. «No podía quedarse con el perro. Estaba demasiado débil para hacerse cargo de él. Le rompió el corazón dejarlo marchar»
Maya escuchó en silencio, imaginando ese momento: una mujer afligida entregando la correa, despidiéndose del último pedazo vivo de su hijo. La idea la acompañó mucho después de que terminara la llamada.