Jules, la enfermera, tenía una línea de tiempo llena de agotamiento y agallas. Su uniforme cambiaba de color en cada foto: a veces azul, a veces rojo vino. En un vídeo aparecía bailando con un paciente pediátrico, ambos radiantes. En otro, celebraba el final de un turno de noche con tortitas y lágrimas en los ojos
Vincent no esperaba que su vida fuera tan exigente. Sin embargo, sonreía en cada fotograma. «Duerme cuando estés muerto, ahorra mientras estés vivo», bromeaba su biografía. Parecía arder por los dos extremos. Se parecía a Linda, sobre todo cuando reía. Vincent reflexionó. Quizá se compadeciera de su padre enfermo y moribundo.