Sofía, la esteticista, tenía su propio spa en Brooklyn. El sitio web presumía de críticas elogiosas y una imagen de marca elegante: pasteles, velas, música relajante. En un post, mostraba fotos del antes y el después de la piel de una clienta y escribía: «La curación es poder» Vincent enarcó las cejas. Parecía equilibrada, elegante. Como una cuidadora natural.
Sus fotos la mostraban riendo con los clientes, organizando talleres sobre productos e incluso tutelando a estudiantes en prácticas. «Cuidamos de los demás como nos gustaría que alguien hubiera cuidado de nosotros» Vincent se quedó helado al oír esa frase. Se preguntó si se refería a él. O de Linda. En cualquier caso, dudaba que fuera ella quien ayudara.