Una madre da a su hijo en adopción, 18 años después ve su collar en las noticias y se da cuenta del error

Las palabras del ancla se repitieron en su mente: «Uno de los tres únicos que se conocen» Intentó imaginar las otras dos: dónde habían estado todos estos años, qué manos las habían sostenido, qué historias llevaban consigo. En algún lugar entre ellos estaba el que ella había dejado atrás.

Cuanto más pensaba en ello, menos confiaba en la idea de que encontrar el colgante de gala resolviera algo. Incluso si lograba encontrar a su dueña, podría acabar decepcionada. Podría gastar todas sus fuerzas persiguiendo un colgante que no tenía nada que ver con ella.