Una madre da a su hijo en adopción, 18 años después ve su collar en las noticias y se da cuenta del error

Mara dejó la cafetera con un ruido seco. Su mente daba vueltas. Si había tres, rastrear uno de ellos no garantizaba que encontraría el suyo. Podría pasarse meses, incluso años, siguiendo el colgante equivocado, persiguiendo una sombra mientras el verdadero se le escapaba de las manos.

Peor aún era la idea que no podía apartar: que tal vez su collar había desaparecido para siempre. Vendido para pagar el alquiler. Olvidado en una mudanza. Cambiado por un puñado de billetes. Se lo imaginó descansando en el cajón de un extraño, con su historia borrada, su significado y su valor al desnudo.