Un león se niega a moverse durante días: un veterinario no podía creerlo cuando descubrió el motivo

Daniel suspiró, buscando las palabras adecuadas. Quería calmar la preocupación de su hijo, pero no podía ignorar el hueco que se estaba formando en su propio pecho. Forzó una sonrisa. «Te diré una cosa: volveremos a comprobarlo antes de irnos. Quizá para entonces ya esté despierto, presumiendo como siempre»

Pero cuando volvieron una hora más tarde, King seguía allí. Inmóvil. Su melena dorada sólo se agitaba cuando el viento soplaba en el recinto. La voz de Noah era pequeña pero firme. «Papá… no está bien»