Un millonario deja vivir en su garaje a una familia sin techo. ¡Su corazón se hunde al día siguiente!

Aunque la situación distaba mucho de ser perfecta, los progresos eran evidentes. La confianza de Natalie crecía a medida que avanzaba hacia la autosuficiencia, y la risa de los niños volvía a sus caras antes ansiosas. Al verlos, Peter sintió una satisfacción que no había experimentado en mucho tiempo.

Una tarde, mientras el sol se ponía sobre su propiedad, Peter reflexionó sobre todo lo que había pasado. El dolor de la traición seguía presente, pero también la satisfacción de ver cómo una familia se recuperaba. «Este no es el final que esperaba», pensó, «pero quizá sea el que necesitábamos»