Tras una larga reunión, salieron de los servicios sociales con un plan claro. Natalie recibiría una vivienda temporal y empezaría a recibir formación laboral. «Gracias, Sr. Peter», dijo con voz llena de auténtica gratitud. Por primera vez en semanas, Peter sintió un rayo de esperanza.
En los días siguientes, Peter y Natalie trabajaron juntos para recuperar la confianza. Ella asistía a sus sesiones de entrenamiento con diligencia, mientras los niños empezaban a adaptarse a su nueva rutina. Lenta pero inexorablemente, la tensión entre ellos empezó a disminuir, sustituida por la comprensión mutua.