Un agricultor harto de aparcar ilegalmente en sus tierras: su venganza fue épica

El primer día de la siguiente temporada de siembra, Eli estaba de pie junto a su campo una vez más. El aire era fresco, el cielo pálido por la luz de la mañana y la tierra bajo sus botas estaba blanda pero lista. Se ajustó los guantes, respiró lentamente y echó a andar. No había coches a la vista. Sólo tierra. Y paz. Y trabajo por hacer.