Los titulares de la mañana gritaban: LEÓN ESCAPA DEL ZOO. Fotos borrosas de teléfono mostraban huellas en aceras embarradas. Los coches patrulla de la policía rondaban los barrios, ordenando a los residentes que se encerraran en sus casas. Las escuelas cerraron y los patios de recreo se vaciaron. El miedo se apoderó del ambiente, pero también la fascinación. Las redes sociales bullían: #FindSahara fue tendencia en todo el mundo. Todo el mundo miraba. Pocos entendían lo que realmente impulsaba al león.
El primer encuentro real lo tuvo María López, una corredora mañanera. Se detuvo cerca de un banco del parque cuando sus ojos captaron movimiento. Una mancha borrosa se coló entre los columpios. Durante unos segundos, se quedó paralizada, con el pecho ardiendo de terror. Cuando Sahara miró hacia ella, María juró que su corazón había dejado de latir.