Un león fugado paraliza la ciudad – Lo que ocurre al final deja a todos atónitos

Cerca del amanecer, los agentes la acorralaron en un astillero. Los focos se encendieron, los motores se aceleraron y los rifles se alzaron. Un dardo pasó zumbando y le rozó el hombro. Sahara salió disparada, saltando vallas con una gracia imposible, aunque su zancada vaciló. Los espectadores creyeron que había atacado a alguien. «¡Agresiva!», gritaron los titulares. En realidad, huyó, herida y aterrorizada.

Tom dio un puñetazo a la pared cuando se enteró. «¡Está herida y ahora lo llamáis prueba!» Sus súplicas fueron ignoradas. Para la ciudad, Sahara ya no era un león: era un titular, un peligro y un espectáculo. Pero Tom vio la verdad: a ella y a la ciudad se les acababa el tiempo.