Mi hija (19) empezó a ver a un hombre (43) contra nuestra voluntad

Nora me cogió la mano. «No quería hacerte daño», susurró. «Pensé que si lo sabías demasiado pronto, lo sentirías como una traición. Quería esperar hasta estar segura de quién era y poder demostrarte que era digno de traértelo»

La voz de Graham era tranquila. «Nunca la busqué. Ella vino a mí. Le dije desde el principio que vosotros, sus padres, erais su verdadera familia. Mi papel era sólo responder a sus preguntas. Teníamos en común el amor por la literatura, la poesía y la música. Pero mi único objetivo ha sido estar donde ella me pidiera, y nada más» Su genuina sinceridad llenó la sala.