Nora me cogió la mano. «No quería hacerte daño», susurró. «Pensé que si lo sabías demasiado pronto, lo sentirías como una traición. Quería esperar hasta estar segura de quién era y poder demostrarte que era digno de traértelo»
La voz de Graham era tranquila. «Nunca la busqué. Ella vino a mí. Le dije desde el principio que vosotros, sus padres, erais su verdadera familia. Mi papel era sólo responder a sus preguntas. Teníamos en común el amor por la literatura, la poesía y la música. Pero mi único objetivo ha sido estar donde ella me pidiera, y nada más» Su genuina sinceridad llenó la sala.