La habitación se quedó en silencio, como si el aire mismo hubiera sido arrancado. Martin parpadeó y sacudió la cabeza, sin habla. El corazón me dio un vuelco. Graham no habló ni intentó defenderse. Sólo agachó la cabeza, dejando que Nora revelara la verdad a su manera. Nuestro miedo se transformó en algo totalmente distinto.
Las palabras de Nora brotaron, urgentes y frágiles. «No te lo dije porque temía que pensaras que no estaba agradecida. Que sintieras que tu amor no era suficiente. Pero necesitaba saber de dónde venía. Y no quería reemplazaros a los dos, ¡nunca! Quería entender mejor la otra mitad de mi ser»