El carrito del tren luce ahora pintura fresca, ventanas a medida y un interior completamente renovado. A pesar de las mejoras, Anne se ha asegurado de mantener intacto su encanto vintage. Los tiradores pulidos y las lámparas de estilo antiguo son un guiño a su rica historia.
El espacio dentro del vagón es limitado, por lo que cada detalle se ha diseñado para que resulte práctico. La cocina, por ejemplo, es un espacio pequeño pero eficiente, con armarios hechos a mano por Sarah, la nieta de Anne. ¿Lo mejor? Una pintoresca ventana con vistas a la exuberante campiña, que convierte la cocina en una experiencia sorprendentemente deliciosa.
¿Y el lugar favorito de Anne? El pequeño patio exterior que añadió a la parte trasera del carro. Allí pasa las tardes tomando el té y contemplando la puesta de sol sobre los campos.
¿Te ves viviendo aquí? Anne ha abrazado este estilo de vida único y espera quedarse en el carro del tren unos cuantos años más. Pero también sueña con empezar en algo nuevo, quizá un viejo barco o el metro.