Los turistas habían detenido su jeep de safari cuando vieron al león. Las cámaras hicieron clic. Los teléfonos sonaban. Pero ahora, todos los objetivos enfocaban otra cosa, el gato.
Se estaba acercando. Paso a paso. Uno de los guías susurró: «¿Es un gato doméstico?»
Nadie habló. El león parpadeó lentamente, inclinando ligeramente la cabeza. Entonces el gato maulló.