¡Este hombre se hartó! Mira cómo le dio una lección a un niño que pateaba su asiento y a su madre.

Carl no se lo podía creer. Se había pasado días enteros en reuniones de alto nivel y ahora, en lugar de un viaje tranquilo, lo estaban agasajando constantemente en su asiento. La indiferencia de la madre le escocía aún más que las patadas.

 

Tras unas cuantas sacudidas más, Carl llegó a un punto de ruptura. Se dio la vuelta y se dirigió al chico con firmeza: «Mira, necesito descansar. ¿Puedes parar, por favor?». El niño se quedó con la mirada perdida. Su madre levantó por fin la vista, molesta. «No le hables a mi hijo», le espetó.