Un descubrimiento inesperado
A Winston, un apasionado de Tesla, siempre le había fascinado restaurar coches, especialmente vehículos eléctricos. Así que cuando encontró un Model 3 destrozado por una fracción de su precio habitual, decidió arriesgarse y reconstruirlo él mismo.
No lo veía sólo como un reto mecánico: era una prueba de curiosidad y habilidad, una oportunidad de ver hasta dónde llegaba realmente la ingeniería de Tesla. Pero en cuanto conectó una memoria USB para recuperar los datos del coche, se dio cuenta de que no se trataba sólo de código y diagnósticos. Los archivos contenían algo mucho más personal y revelador.