Un cachorro se cuela en el recinto de los osos polares: ¡lo que ven los cuidadores del zoo es asombroso!

Los cuidadores del zoo bajaron su equipo, observando incrédulos. Aurora se tumbó y su cuerpo formó una enorme y cálida barrera contra el aire frío del recinto. Acunó con cuidado al cachorro contra su espeso pelaje, acunándolo con su cuerpo como si fuera su propio cachorro. Uno de los cuidadores veteranos sintió que se le hacía un nudo en la garganta: sabía exactamente lo que estaba pasando.


Apenas un mes antes, Aurora había perdido a su propio osezno recién nacido a causa de una enfermedad repentina. La osa estaba muy afligida, rechazaba la comida y permanecía apática en su madriguera. El personal vigilaba con creciente preocupación el deterioro de su salud física y mental.


Ahora, al verla con el cachorro, era como si se hubiera encendido un interruptor. Sus ojos brillaban, sus movimientos eran suaves y, por primera vez en semanas, parecía comprometida y decidida. El pequeño cachorro perdido había despertado su poderoso instinto maternal.