La mayoría de los coches se retiran en silencio mucho antes de alcanzar el millón de kilómetros. Pero el Mercedes de un hombre no sólo siguió adelante, sino que superó todas las expectativas con la asombrosa cifra de 4,5 millones de kilómetros. Y cuando el cuentakilómetros se puso en marcha una y otra vez, la propia Mercedes intervino con un gesto inesperado.
La mayoría de los coches tienen suerte de ver el desguace tras un par de cientos de miles de kilómetros, pero esta berlina reescribió las reglas. Cada vuelta de llave aumentaba su leyenda, demostrando que con mucha paciencia y una obstinada obsesión, un coche puede sobrevivir al paso del tiempo.