Un sacerdote pide a la novia que se aparte mientras el novio se declara a su hermana: su reacción sorprende a todos

La mañana amaneció clara y dorada. La luz del sol se filtró a través de las cortinas cuando la madre de Clara entró de puntillas en su habitación con el desayuno en una bandeja. La casa bullía de actividad: llegaban los ramos de flores, los vestidos se cocían al vapor, los familiares reían en la cocina. A Clara se le revolvió el estómago de alegría y nervios.

Stephanie entró unos instantes después, con los brazos llenos de cintas y encajes. Llevaba el pelo inmaculado y se movía con precisión. «No te asustes, lo he comprobado todo dos veces», dijo, dejando el paquete. «Las flores están aquí, la banda está afinando, el arco tiene una pinta increíble» Tocó la mejilla de Clara, su voz se suavizó. «Vas a ser la novia más hermosa»