Las llamadas sin contestar, los números bloqueados y los mensajes burlones la atormentaban. Era imposible quedarse quieta. Clara dejó de caminar y su determinación se endureció. «Tengo que encontrarlos», dijo, con una voz más firme de lo que esperaba. «Si no vienen a mí, iré yo»
Sus padres intercambiaron miradas ansiosas, pero no intervinieron. Phoebe se levantó rápidamente. «¿Te refieres al hotel? ¿La suite nupcial?» Clara asintió. «Allí es donde estarán. Y no voy a pasar otra noche preguntándomelo»