La imagen de los ojos de Liam centelleó en su mente: sólo por un momento, cuando él la había mirado, había habido algo allí. No era triunfo. Ni alegría. Algo más oscuro. Algo atrapado. «Pero si él no lo quería», susurró Clara, con voz temblorosa, «¿por qué no lo impidió? ¿Por qué no habló? ¿Por qué no luchó?
Su padre se frotó la mandíbula con una mano, con la frustración evidente en cada movimiento. «Esa es la cuestión, ¿no? ¿Formó parte desde el principio… o hay algo que no sabemos?» La voz de Phoebe bajó hasta casi un susurro. «Le cogió las manos, Clara. Dijo las palabras. Eso no es nada. Pero… también parecía que estaba tragando cristal»