Un sacerdote pide a la novia que se aparte mientras el novio se declara a su hermana: su reacción sorprende a todos

Se llevó una mano al pecho como si pudiera contenerse, y su velo quedó atrás como un fantasma de la vida que acababa de perder. Dentro, los votos continuaban, pero ella ya no los oía. Para Clara, la boda había terminado. Y nunca se había sentido tan sola.

Clara no recordaba el camino a casa, sólo que le temblaban tanto las manos que apenas podía mantenerlas sobre el volante. Cuando llegó a la tranquila seguridad de su casa, el velo estaba arrugado en el asiento del copiloto y el vestido roto por el dobladillo. Tanteó con la llave de repuesto bajo el felpudo, se deslizó dentro y se desplomó contra la puerta mientras los sollozos la consumían.