Un sacerdote pide a la novia que se aparte mientras el novio se declara a su hermana: su reacción sorprende a todos

Lo único que podía hacer era contemplar, impotente, cómo le robaban delante de sus propios ojos los votos con los que había soñado. La voz del oficiante vaciló mientras seguía leyendo la página como si no pasara nada. «Liam, ¿aceptas a esta mujer como tu legítima esposa? «Sí», dijo Liam, y la palabra atravesó a Clara como un cristal.

Su respiración se entrecortó. Su visión se hizo un túnel. A su alrededor, podía sentir el peso de cien miradas, los susurros, la lástima, la conmoción. Las mejillas le ardían como si todos los invitados la miraran sólo a ella, viendo cómo su humillación se desarrollaba como una obra de teatro de la que no podían apartar la vista. «¿Y tú, Stephanie, aceptas a este hombre…?» «¡Sí!» Stephanie cortó con entusiasmo, su voz se elevó, triunfante.