Una manada de lobos irrumpe en una escuela primaria y una profesora llora al ver lo que lleva uno de ellos en la boca

Abrió la puerta con cuidado y entró en la habitación, seguida por los lobos. El sonido de la puerta al cerrarse tras ellos fue agudo, un chasquido definitivo que parecía sellar sus destinos en aquel espacio reducido. El aire se volvió denso, cargado de una expectación que pesaba sobre sus hombros. «¿Y ahora qué?

Durante un breve instante, hubo silencio, una engañosa calma antes de la tormenta. Luego, la atmósfera cambió de forma palpable. Los lobos estaban frente a ella y sus ojos brillaban con una luz feroz e indómita. Sus cuerpos se pusieron rígidos mientras miraban alrededor de la estrecha habitación, con los músculos tensos como si estuvieran listos para entrar en acción en cualquier momento.