Al reflexionar sobre su viaje, Katie supo que había tomado la decisión correcta al seguir al lobo hacia lo desconocido. La había llevado a un lugar de felicidad inesperada, un mundo donde el amor y la gratitud fluían libremente de sus nuevos amigos peludos. Y al mirarlos a los ojos, supo que no sólo había encontrado compañía, sino una conexión profunda que duraría toda la vida.
La valiente decisión de Katie de seguir al lobo convirtió el miedo en un descubrimiento reconfortante. Demostró cómo la bondad puede conectar mundos diferentes, creando un vínculo entre humanos y animales tan inesperado como profundamente conmovedor.