Una ballena se tragó de repente a un submarinista – La gente se quedó atónita al ver lo que ocurrió

Las imágenes de su cámara submarina aparecieron días después. Imágenes borrosas y temblorosas mostraban bocas de ballena separándose, su silueta conservada en el interior. Nada de mandíbulas aplastantes, nada de buceadores tragados, sólo contención, como si el gigante hubiera decidido retenerlo. Las pruebas no acallaron las críticas, pero abrieron un espacio para el asombro.

Nathaniel volvió tranquilamente a su investigación. El coral seguía siendo su ancla, pero ahora las ballenas reclamaban su devoción. Escribió artículos sobre su inteligencia, teorizó sobre el comportamiento protector y argumentó que comprendían la vulnerabilidad más profundamente de lo que admitían los humanos. Sus colegas le escuchaban educadamente, algunos con escepticismo, pero su certeza nunca vaciló.