Sin embargo, su confusión se intensificó cuando se topó con pruebas inesperadas que apuntaban a la presencia humana. Árboles talados, escombros esparcidos y otros signos de actividad humana salpicaban un entorno hasta entonces intacto. Cuanto más se adentraban, más evidentes se hacían las huellas humanas, que contrastaban con la belleza intacta de la primera parte del viaje.
Luka frunció el ceño con perplejidad. ¿Qué podían significar estas señales? ¿Por qué los humanos se habían aventurado en esta parte remota del bosque? Las respuestas se le escapaban, añadiendo otra capa de misterio a su aventura.