La mirada de Luka se desvió hacia el oso, que seguía buscando algo que había perdido. Cada fibra de su ser le instaba a huir, a escapar del peligro potencial que acechaba en la naturaleza salvaje. Sin embargo, no podía moverse. En el fondo, quería saber por qué el oso quería que lo siguiera.
En medio de esta lucha interna, se produjo un cambio repentino e inesperado. El oso, como impulsado por una fuerza invisible, se levantó sobre sus patas traseras, elevándose por encima de Luka en un despliegue de fuerza bruta. El aire crepitó con una anticipación eléctrica, y el corazón de Luka se aceleró en su pecho, inseguro de lo que significaba este nuevo acontecimiento.