Un destello de preocupación cruzó los pensamientos de Luka al contemplar la reacción de su familia en casa. Se dio cuenta de que se había aventurado solo en la naturaleza, siguiendo a un oso. El reproche de Andrea sería inevitable si descubría la naturaleza arriesgada y temeraria de su persecución. Rezó en silencio para que su ausencia no hubiera infundido excesiva preocupación en sus corazones.
Sin embargo, en lo más profundo de su ser, reconocía que simplemente era algo que debía hacer, a pesar de las posibles consecuencias. Era una misión personal que resonaba con un inexplicable sentido de propósito.