El sendero guió a Luka hacia territorios inexplorados del bosque, revelando la belleza prístina de la naturaleza en su forma indómita. Se maravilló ante los paisajes vírgenes que se desplegaban ante él, cautivado por la majestuosidad que le rodeaba. Sin embargo, a pesar del encanto, se mantuvo firme en su vigilancia.
En medio del impresionante paisaje, no podía olvidar que seguía a una criatura capaz de infligir daño. El recordatorio resonaba en su mente, instándole a mantenerse alerta, pues seguía en compañía de una máquina de matar en potencia.