Un hombre tuvo que sacrificar a su perro porque no tenía dinero para el tratamiento, pero el veterinario hizo algo inesperado

Poco a poco, Derrick se puso al día con el alquiler, reabasteció sus armarios e hizo modestas mejoras en su vivienda. El miedo que una vez gobernó su vida se convirtió en un cauto optimismo. Cada movimiento de cola, cada cheque de pago, le recordaba que ambos habían sobrevivido a un roce con lo impensable.