Un veterano es acosado por una empresa constructora para que venda su casa; cuando se niega, lo llevan demasiado lejos

Se sentó a la mesa de la cocina, mirando fijamente la vieja caja de madera que tenía delante. Dentro había un puñado de casquillos gastados, de latón, rayados, inofensivos. Restos de hace años, cuando aún cazaba los fines de semana. Hacía años que no los tocaba, pero ahora brillaban como una oportunidad.

El plan no era gran cosa. Sólo una distracción. Algo para hacer que la compañía se ralentizara. Los casquillos no tenían pólvora, ni riesgo, sólo lo suficiente para parecer sospechosos si pasaba un detector de metales. Supuso que tendrían que parar y traer al condado para asegurarse de que el sitio era seguro. Tal vez eso le haría ganar tiempo.