Una mujer cede su asiento a un veterano y palidece al descubrir quién es en realidad

La mente de Kristen repetía los acontecimientos una y otra vez, cada detalle más confuso y agotador que el anterior: las manos temblorosas del hombre, su vacilación, las insignias que delataban la verdad. Sabía que había hecho lo correcto al denunciarle, pero aún le quedaba el sabor amargo de la traición.

Cuando el avión aterrizó por fin, las ruedas al tocar el asfalto hicieron temblar la cabina, devolviendo a Kristen a la realidad. Se levantó lentamente de su asiento, con movimientos deliberados y mesurados, mientras empezaba a recoger sus pertenencias.