Una madre deja que un veterano ocupe su asiento en el avión y se pone pálida cuando se da cuenta de quién es..

Permaneció un rato inmóvil, con las manos apoyadas en el bastón y la mirada fija en el exterior. Elise pensó que parecía conmovido de una manera que no se correspondía con la sencillez del intercambio, como si su gesto hubiera tocado un recuerdo más que un inconveniente actual.

Lo estudió con curiosidad, preguntándose qué vida había moldeado aquellos ojos amables y aquellos movimientos pausados. No quería molestar, así que apartó la mirada, recordándose a sí misma que muchos veteranos llevaban las emociones a flor de piel por sus propios motivos.