Su tío le prohibió entrar en el desván. Tras su muerte, lo que encuentra lo cambia todo

Elise no dijo nada. «¿De verdad no sabes lo que hay ahí arriba?», preguntó. «No.» Contestó ella. «¿Ni siquiera tienes curiosidad?» Preguntó Michael, intentando sonsacarle algo a Elise. «Claro que tengo curiosidad», espetó ella. «Pero me dijo que no lo abriera»

Michael rió, seco y amargo. «Y le hiciste caso. Siempre el soldadito bueno» Se acercó un poco más. «No tienes derecho a estar aquí» Michael también se acercó: «Tengo todo el derecho. Era mi padre»