Al final, John y Thom obtuvieron la custodia completa de sus hijas. Emily, que se quedó sola con las secuelas de sus decisiones, nunca volvió a casarse. El peso de su traición y la fractura de las relaciones con sus hijas la dejaron aislada.
Pasaba los fines de semana con Anna y Caroline, pero la confianza que había roto nunca pudo repararse del todo. La doble vida que había intentado llevar se desmoronó, dejando sólo pedazos rotos.