Este hombre estaba harto de que los turistas maleducados invadieran su propiedad, así que decidió ser creativo

Esa noche, apenas probó la cena. Se le revolvió el estómago. ¿Y si era popular? ¿Y si las imágenes le hacían parecer cruel? No había puesto un dedo sobre nadie, no había gritado, no había amenazado… pero en Internet, la verdad a menudo se doblega ante la indignación.

Se paseó por el porche durante más de una hora, con Taffy detrás de él. Cada crujido de las tablas de madera bajo sus botas sonaba a problemas. Al final se fue a la cama, pero dormir no le resultó fácil. Sus pensamientos se arremolinaban: citas en el juzgado, multas, algún titular acusándole de «rociar a turistas inocentes»