Una mujer en una cita de Tinder se da cuenta demasiado tarde de que él no es quien dice ser

Amelia se sentó en la parte trasera del coche de policía y su corazón empezó a calmarse cuando comprendió el peso de su huida. El alivio inundó sus sentidos: estaba a salvo. La pesadilla había terminado y no podía creer lo cerca que había estado del peligro.

En comisaría, Amelia prestó declaración y relató todos los detalles inquietantes, incluida la sospechosa llamada de Jonathan. Los agentes la escucharon atentamente mientras describía su comportamiento y sus temores instintivos. Le aseguraron que había hecho lo correcto al pedir ayuda.