Una mujer en una cita de Tinder se da cuenta demasiado tarde de que él no es quien dice ser

Cuando el camarero trajo la carta de bebidas, ella levantó la vista, esperando ver una señal de que llegaba ayuda, pero no había nada. Los minutos pasaban, y cada segundo que pasaba aumentaba su ansiedad. ¿No la había entendido el camarero? ¿Realmente estaba sola? El bar estaba casi vacío.

Jonathan no dejaba de mirar el reloj, su paciencia se agotaba visiblemente. Amelia fingió ojear el menú, con la mente demasiado agotada para concentrarse en las palabras. Llegaron las bebidas y la impaciencia de Jonathan era palpable.