Mamá no tiene ni idea de por qué los médicos piden a papá que se vaya – Está aterrorizada por lo que..

Pasaban tardes tranquilas imaginando la vida de su hijo: los primeros pasos sobre la gastada alfombra del salón, las rodillas raspadas en el patio trasero, las fotos del colegio pegadas a la nevera. Jake soñaba con enseñar al bebé a montar en bicicleta; Sandra imaginaba cuentos para dormir bajo la cálida luz de una lámpara. Todo parecía posible, seguro, maravillosamente cierto.

Aquellos recuerdos parecían casi irreales ahora, brumosos de dulzura comparados con el pánico agudo que llenaba la habitación del hospital. Por aquel entonces, la vida le había parecido estable y predecible. Confiaba plenamente en Jake y nunca cuestionó los cimientos que habían construido. No tenía motivos para temer a nada, y menos a él. Pero ahora no entendía lo que estaba pasando.