Mamá no tiene ni idea de por qué los médicos piden a papá que se vaya – Está aterrorizada por lo que..

Jake se tomaba cada antojo como una misión personal, cruzando la ciudad a medianoche para comprar polos de limón o panecillos recién hechos. Nunca faltaba a una cita y la agarraba de la mano durante las ecografías como si fuera testigo de algo sagrado. Cada aleteo, cada latido y cada imagen granulada aumentaban su asombro. Sandra adoraba su devoción cada día más.

Cuando por fin llegó la cuna, Jake insistió en construirla él mismo a pesar de tener un talento mínimo para montar cualquier cosa. Sandra lo observaba en el suelo de la habitación, con la lengua entre los dientes, murmurando cosas oscuras. Cuando terminó, estaba un poco torcida, pero él estaba orgulloso. Al fin y al cabo, sólo necesitaba amor para sostener a su bebé.