Cuando terminó el correo electrónico, Elizabeth lo guardó como borrador y deslizó el portátil hacia Gwen. «¿Quieres leerlo antes de enviarlo?» Gwen lo hojeó y pulsó Enviar sin hacer cambios. «Está bien», dijo. «Gracias Elizabeth asintió y ya estaba cogiendo la siguiente pila de documentos.
Esa noche cenaron frente al televisor, algo que Gwen no hacía desde hacía semanas. Elizabeth no llenó el silencio con conversaciones innecesarias. Se limitó a sentarse cerca, a veces comentando las noticias, a veces no. Gwen se dio cuenta de que ya no se preparaba para el conflicto. No se cuestionaba cada palabra.