Su hijastra se quedó con la herencia de su marido y recibió una sorprendente carta del banco

No había asistido a su boda, ni a ningún aniversario o cumpleaños. El repentino gesto le pareció demasiado inesperado, fuera de lugar. El primer instinto de Gwen fue la sospecha. Pero, por otra parte, la idea de volver a una casa tranquila, calentando las sobras sola, tampoco le resultaba atractiva.

«Está bien», respondió Gwen, con cuidado de no sonar demasiado sorprendida. «Cornerstone está bien» Mientras caminaban hacia sus coches, trató de encontrarle sentido. Quizá el dolor ablandaba a la gente. Quizá Elizabeth intentaba mostrar madurez. O tal vez, pensó Gwen con cautela, ella tampoco quería estar sola.