Un soldado vuelve a casa después de 2 años – Se pone pálido cuando su hija le dice: «Mamá tiene un secreto…»

Los sueños de Michael se volvieron más oscuros. Veía sombras moviéndose en su ático, oía pasos por los pasillos. Cada mañana, revisaba las habitaciones con la cautela de un soldado, con el pulso apretado, pero siempre no encontraba nada. Era como si la propia casa se burlara de él, ocultando la verdad a plena vista.

Una tarde, mientras rebuscaba pilas, encontró un cuaderno escondido detrás de las latas de conservas. Sus páginas estaban llenas de listas de compras, reparaciones y recados. La letra no era la de Sarah. Las líneas limpias y firmes hablaban de alguien disciplinado, alguien deliberado. Michael lo miró fijamente, con la bilis subiendo, antes de devolverlo.