Un soldado vuelve a casa después de 2 años – Se pone pálido cuando su hija le dice: «Mamá tiene un secreto…»

Esa noche volvió a sonar el teléfono. Michael fingió estar dormido, pero sabía que Sarah había atendido la llamada en el baño, donde cerró la puerta tras de sí. Oyó la conversación amortiguada desde el interior. Un secretismo así casi siempre apuntaba a una sola cosa. Pero decidió que reuniría más pruebas antes de enfrentarse a ella.

Michael buscó en el sótano con nueva determinación. Detrás de unas cajas, encontró una caja de herramientas medio vacía, vieja y maltrecha, pero no era suya. Las herramientas estaban bien usadas, con los mangos desgastados por las manos callosas. Las guardaba como reliquias de un intruso, prueba de que la presencia de otro hombre se había filtrado en cada rincón de su casa.