Los funcionarios empezaron a discutir. «¿Contrabandistas?», preguntó uno. «¿Túneles clandestinos?», adivinó otro. Daniel negó con la cabeza. «El suelo está demasiado suelto. Esto no es algo que haya permanecido intacto durante décadas. Quienquiera que cavara esto, todavía lo está trabajando» Sus palabras silenciaron al grupo, dejando un silencio que parecía más pesado que el propio suelo.
El oficial que estaba a su lado murmuró: «Esto no tiene sentido» Volvió a mirar el mapa, trazando la trayectoria del túnel. No cruzaba ninguna línea documentada, no coincidía con ningún servicio público antiguo. Llevaba… a otra parte. Y el hecho de que nadie pudiera decir adónde era lo más aterrador de todo.