Aparece un enorme socavón en el terreno de una familia. Lo que la policía encuentra en el fondo deja a todos helados

La multitud murmuraba con inquietud, susurros que ondulaban como estática. El agente que estaba junto a Daniel exhaló con fuerza. «Eso no debería estar ahí», murmuró. Daniel apretó la mandíbula. Sabía que tenía razón: no era un sumidero natural. Era algo tallado, algo oculto. Y ahora estaba a la vista de todos.

Durante un largo rato después del derrumbe, sólo el siseo de la tierra al asentarse y los gritos de los chicos llenaron el aire. Claire los abrazó con fuerza en el porche, susurrando que todo iría bien. Daniel estaba de pie al borde del cráter, con el corazón martilleándole. Lo único que veía era el caos: tierra irregular, vallas rotas y montones de escombros que taponaban el agujero.