Margot hizo una seña burlona y Lena respondió al instante, moviendo los dedos en un estilo regional que Evan apenas reconocía. Su madre soltó una risita silenciosa, con los hombros temblorosos. Evan observó el intercambio y volvió a sentir un extraño tirón en el pecho. Fuera lo que fuera lo que Lena intentaba ocultar, su madre ya había traspasado sus defensas.
Cuando se marcharon, Margot dio dos golpecitos en la muñeca de Evan con firme insistencia. Él comprendió bien el gesto. Quería volver mañana. Margot rara vez pedía repetir las salidas. La rutina la cansaba; los ambientes desconocidos la agotaban. Sin embargo, allí estaba, deseosa de volver a un lugar definido por un desconocido.